lunes, 27 de abril de 2015

Día 9: Por fin llegó el mar

Tal vez fui sin expectativas o éstas eran demasiado bajas, lo cierto es que me imaginé durmiendo en el desierto a la intemperie y nada más lejos de la realidad. Nos esperaba una cómoda y cálida jaima. De todas formas, tampoco me hubiera importado dormir al aire libre...


Amanecer en medio del desierto es otra de las experiencias que me llevo...


En el campamento coincidimos con nuestro amigo Chris, un neoyorquino que había dejado atrás toda su vida anterior, familia y trabajo principalmente, para centrarse en su búsqueda interior. Un ejemplo de no estar apegado a nada ni a nadie...


Y después de un desayuno riquísimo, hicimos una excursión para visitar los rincones más expectaculares...








Al mediodía dejaríamos atrás el desierto para alcanzar la ciudad de Aqaba, que se encuentra al sur del Jordania ocupando los únicos 27 kilómetros de costa de que dispone el país. Un núcleo turístico que bien podría ser el Puerto del Carmen de Lanzarote...

Después de 9 días sin verlo, por fin vería el mar. Tenía unas ganas inmensas de estar en contacto con él, de escucharlo, de sentirlo. Me estaba encantando el paisaje que había visto hasta la fecha, le decía a mis compañeros, pero ya echaba de menos el mar. Será que vivo en una isla y estoy acostumbrado...


1 comentario:

  1. Comparto contigo esas ganas" locas " de volver a ver ese mar , sentir cómo suavemente , unas veces , y otras pareciéndose al Cantábrico (un día tranquilo ) : Pero sobretodo ,,,, cuando se queda tan plano , fundiéndose con la que parece acariciarla ..... Todo esto y más alimenta cada d´´ia mis ganas de volver .Te mando un abrazo sonoro.

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