martes, 21 de abril de 2015

Día 6: Diferentes formas de conducir

Empiezo hoy con una frase que me encanta y que leí ayer: “Se necesita mucha más energía y esfuerzo para ser infeliz y hacer sentir miserable a los demás, que para ser feliz y alegrar a otros”. Pues eso, no malgastemos la energía y seamos felices de una vez por todas...

Y sigo con el día 6 de la aventura...

En este día llegaba la primera de las duras caminatas. Habíamos contratado a una persona para que nos hiciera de guía por el escarpado valle. Nos habían asegurado que sabía inglés, al menos inglés beduíno, lo que interpretamos nosotros como que chapurreaba el idioma, pero nada, el señor iba con su bastón y de vez en cuando hacía paradas para mostrarnos alguna cueva o espárragos silvestres, pero de hablar nada de nada. Eso sí, nunca nos abandonó, incluso cuando por señas le hicimos entender que podía marcharse porque nosotros ya conocíamos el camino de regreso, él no se alejó de nosotros. No sabía inglés, pero fue un guía fiel, incluso nos preparó un té en mitad del camino. Todo un lujo...




Disfrutar del paisaje hizo que el esfuerzo mereciera la pena. A algunos se nos hizo cuesta arriba el regreso, pero con paciencia y tesón se llega a cualquier rincón...






Y al regresar al hotel nos esperarían dos taxis para trasladarnos al siguiente destino. Si tengo que catalogarlo de alguna manera, esta quizás haya sido la experiencia más peligrosa del viaje. En primera fila, de copiloto junto al conductor, tenía que usar mis piernas como frenos para mantenerme en mi asiento y no ladearme hacia el conductor ni hacia mi compañero. Allí, eso de utilizar el carril correspondiente, como que no se estila. Cada uno va por donde le parece y, cuando ven un coche de frente, ya se apartan. Claro, lo primero que me viene a la cabeza es que allí no saben conducir o que conducen de forma temeraria, pero esto es un juicio que hago porque a mí me han enseñado a conducir de otra manera. Esa es la forma que tienen de conducir porque así la han aprendido y seguramente consideran más segura. Si ellos vieran cómo conducimos en España, igual les parecería de locos, quién sabe. Son formas de conducir diferentes, ni mejor ni peor...

Entre tanto vaivén, finalmente llegamos sanos y salvos a Wadi Musa, alojándonos en un hotel que está a las puertas de Petra. Al día siguiente, la vida nos regalaría otra de las experiencias más intensas...

1 comentario:

  1. Seguro que así les enseñaron .... o aprendieron , sin más .

    Y pienso ...... Ellos conducen igual que caminamos , de frente ; y cuando te encuentras a alguien , te haces a un lado ....!!!!! ¿¿¿¿ Será así ????

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