lunes, 16 de marzo de 2015

El fantasma de la máscara dorada

Ayer tuve un ensayo general porque durante esta semana se desarrollará en la Villa de Teguise la actividad didáctica “El fantasma de la máscara dorada”. En un principio, solamente iba a participar el jueves por la noche para una sesión extra dirigida a los adultos, esos niños adulterados, pero dada la demanda y rapidez con la que se vendieron las entradas, han decidido hacer otra sesión más mañana martes. Como uno de los actores no puede actuar ese día, me ha tocado a mí sustituirle. Como me dijeron ayer, lo mismo vales pa' un roto que pa' un descosío, jeje, pues eso mismo, que me cogieron de comodín y solamente he tenido cuatro días para preparar el papel. Lo sorprendente de esto, es que de esos cuatro días sólo he utilizado dos y el resto me he despreocupado de ello, y no es que vaya de sobrao, jeje, al contrario, sino que me lo estoy tomando con una pasmosa tranquilidad y eso me tiene sorprendido, gratamente sorprendido porque, al contrario que antes, no estoy nada nervioso. Ayer, cuando entré en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe porque el papel que represento tiene mucho que ver con este sitio, me encontré con este cartel que decía...


Vamos demasiado deprisa, y eso es precisamente lo que no quiero, quiero ir despacio, siendo consciente de todo lo que hago. Al final del ensayo, que todo salió bien, alguien dijo “tranquilos, que yo voy a estar fuera controlándolo todo”. Fue escuchar eso y la risa fue inevitable. Si alguien lo controla todo, mejor, porque yo no quiero controlar nada ;-)...

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