martes, 9 de septiembre de 2014

Haciendo el cristo

Ayer quería ver la puesta de sol en Famara, pero no sólo vi la puesta de sol, sino que además seguí la recomendación que me hizo Jezabel...

Aprovechando que estaba la marea tan vacía, me metí en uno de esos charcos que se forman en la orilla y me puse a hacer el cristo, flotando sobre el agua. Todo mi cuerpo, excepto la cara, estaba bajo el agua. Es curioso, pero cuando pones los oídos bajo el agua dejas de escuchar el ruido de alrededor, pero en cambio sí puedes escuchar otros sonidos con una claridad tal que hasta asombra, como el latir de tu corazón. Un sonido nítido, armónico. Mi cuerpo flotaba y yo sentía que estaba en una nave espacial, moviéndome ligeramente sin estar anclado por la gravedad. Y si alguien viene y te asusta...no sé. Y si te roban la toalla...no sé. A todo pensamiento que venía con la intención de sacarme de allí le decía no sé. Y después de un rato, cuando abrí los ojos y me incorporé...no sabía dónde estaba, todo lo ves y sientes diferente...


A veces no sabes lo que quieres, pero a veces tampoco hay que decidir lo que queremos porque todo lo que pasa es perfecto tal y como es...

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