Dicen que el niño interior simboliza nuestro ser emocional, esa parte pura que nació con nosotros y que, desde muy temprana edad, empezó a ser condicionado a través de la culpa, el miedo, la crítica o el rechazo, generando esto heridas emocionales que actúan condicionando negativamente nuestras relaciones, nuestro trabajo y, sobre todo, nuestro bienestar.
También dicen que cuanto más conozcamos a ese niño interior herido, y aprendamos a acogerlo y sanarlo, más podremos ser capaces de conseguir el ansiado bienestar.
Ayer, en una meditación, tuve la ocasión de conocer directamente a mi niño interior, pues me dijeron que le preguntara la edad que tenía y cómo se encontraba. La respuesta que me dio fue que tenía 2 años, aunque la imagen que me venía era la mía con un poco más de edad, y me dijo que estaba "suuuupeeer biiiieeeen", lo que me hizo esbozar una sonrisa.
Hoy me pregunto...por qué me dijo que estaba tan bien y yo siento algo de nervios ante la inminente llegada de los resultados, como cuando vas a un examen y lo tienes todo estudiado. No sé, sólo quiero estar aquí, estar en el presente...
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