Descalzo, con la cabeza sobre las zapatillas, la espalda contra el cristal y las gafas quitadas. Estaba cansado y si algo le han enseñado es a escuchar su cuerpo y cumplir sus deseos. Cerrar los ojos y sentir el contacto del suelo. Aunque la vergüenza casi se apodera de él porque las pocas personas que transitaban por el largo pasillo lo miraban desde lejos, imaginándose quizás si estaba loco o fatigado, o las dos cosas a la vez. Pero ni una ni otra. Le apetecía parar unos minutos, observar la situación que le rodeaba y recargarse para la función que debe desempeñar...
Y el texto que llegó instantes después lo sintió como un bello reflejo: QUIERO TU IRA. QUIERO TU FUEG0. No seas espiritual conmigo, amor mío. ¡Sé honesto, mejor! Enójate conmigo. Dime cómo te sientes en realidad. Dime lo molesto que estás. Grita. O llora. Muestra tu vulnerabilidad. Expresa lo que hay en tu corazón. Blasfema, arma todo un lío. No me importa. Podemos limpiar más tarde. Solo quiero conocerte. Ahora. No esperes hasta dar con las palabras perfectas. No esperes hasta que tu precioso fuego se haya apagado. O hasta que tus lágrimas se hayan secado. No hay vergüenza en ser un desastre. La ira no es "poco espiritual". Es belleza, es poder. Quiero ser contigo más allá de la máscara. Más allá del niño lindo, de la niña buena. Del estudiante espiritual bien entrenado. Del experto. Del calmado. De aquel a quien nunca se le permitió levantar la voz.¡Quiero sentir tus malditas llamas! ¡Quiero sentir tu verdad! ¡Tu pasión! ¡Lo que necesitas! ¡Lo que deseas! ¡Tus anhelos no correspondidos! ¡Tus esperanzas frustradas! Solo deja que la vida hable a través de ti. Ahora. Yo me haré responsable de mi propio dolor. Por favor, prefiero recibir tu ira con toda su pureza ahora, que años de historias, culpas, resentimiento y agresividad pasiva. Suelta toda esa mierda espiritual. Solo dime cómo eché todo a perder. Saca todo a la luz. No te insultaré. Y podemos continuar desde allí. (Jeff Foster).
Y el texto que llegó instantes después lo sintió como un bello reflejo: QUIERO TU IRA. QUIERO TU FUEG0. No seas espiritual conmigo, amor mío. ¡Sé honesto, mejor! Enójate conmigo. Dime cómo te sientes en realidad. Dime lo molesto que estás. Grita. O llora. Muestra tu vulnerabilidad. Expresa lo que hay en tu corazón. Blasfema, arma todo un lío. No me importa. Podemos limpiar más tarde. Solo quiero conocerte. Ahora. No esperes hasta dar con las palabras perfectas. No esperes hasta que tu precioso fuego se haya apagado. O hasta que tus lágrimas se hayan secado. No hay vergüenza en ser un desastre. La ira no es "poco espiritual". Es belleza, es poder. Quiero ser contigo más allá de la máscara. Más allá del niño lindo, de la niña buena. Del estudiante espiritual bien entrenado. Del experto. Del calmado. De aquel a quien nunca se le permitió levantar la voz.¡Quiero sentir tus malditas llamas! ¡Quiero sentir tu verdad! ¡Tu pasión! ¡Lo que necesitas! ¡Lo que deseas! ¡Tus anhelos no correspondidos! ¡Tus esperanzas frustradas! Solo deja que la vida hable a través de ti. Ahora. Yo me haré responsable de mi propio dolor. Por favor, prefiero recibir tu ira con toda su pureza ahora, que años de historias, culpas, resentimiento y agresividad pasiva. Suelta toda esa mierda espiritual. Solo dime cómo eché todo a perder. Saca todo a la luz. No te insultaré. Y podemos continuar desde allí. (Jeff Foster).
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