jueves, 27 de agosto de 2015

El dolor mensajero

- ¡Ay, cuánto me duele!
- ¿Qué te duele?
- La cabeza, me va a estallar...
- Bueno, no te quejes tanto. Aquello de lo que te quejas, nunca se aleja. En vez de quejarte, agradece ese dolor.
- ¿Cómo voy a agradecer un dolor? ¿Estamos locos o qué?
- El dolor es parte de tu inteligencia corporal, un indicador que te avisa de algo. Por ejemplo, si pones la mano en el fuego y te empiezas a quemar, enseguida la apartas. Si no hubiera aparecido ese dolor para indicarte que apartaras la mano del fuego, ni te hubieras enterado y ahora estarías con una mano menos...
- Entonces, ¿el dolor es bueno?
- Ni bueno ni malo, es necesario.
- ¿Y qué podemos hacer cuando tengamos dolor?
- No pelearnos con él. Aquello a lo que te resistes persiste. Piensa que es un aliado, está ahí para tu máximo bien...
- Sí, bueno, vale, pero...
- No hay peros que valgan. Además, si tanto temes al dolor, otra cosa que podrías hacer es agradecer los momentos en los que no tengas dolor...
- ¡Pero qué fácil lo dices! Claro, como a ti no te duele...
- Si te digo la verdad, me gustaría experimentar el dolor y sentir que viene a ayudarme. ¿No me ves? Me clavan agujas y ni me entero...


- Normal que no te duela. ¡Eso es acupuntura!
- Ah, ya decía yo. Pues entonces agradezco estar la mar de agusto y no sentir dolor...
- Tú siempre buscando el lado positivo de las cosas...

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