viernes, 7 de agosto de 2015

100 metros sin parar

Poco a poco, brazada a brazada. Sacaba la cabeza para coger aire y volvía a sumergirme en el agua para seguir nadando y, mientras lo hacía, me preguntaba si quería un sueño feliz o un sueño sufrido. Nadaba, seguía nadando, olvidándome del exterior y centrando mi atención en el sueño que estaba viviendo, yo nadando en una piscina. Estaba meditando bajo el agua, me olvidé de todo, nadando a mi ritmo, porque qué prisas tenía de llegar a la otra punta de la piscina. La primera vez, 25 metros se me hacían interminables y tenía que descansar, pero ayer llegué a hacer 100 metros sin parar. No había urgencia por llegar. Si llegaba bien, y si me cansaba en medio de la piscina, paraba para descansar. Pero llegué y me sentí pletórico, renovado de fuerzas, con ganas de más. Estaba creando un sueño en el que superaba mis límites, un sueño feliz en el que no había exigencias...



Y por aquí dejo otro de los preliminares de la maestría de Reiki Shin Do: Sé consciente en todo momento de tu potencial de grandeza.

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