lunes, 9 de febrero de 2015

El retiro de la risa

El fin de semana me fui de retiro, un retiro que para mí era un gran reto y oportunidad, oportunidad de expresarme sin estar condicionado y sin miedo a ser juzgado. Cuatro amigas de muchos años atrás también iban a vivir esa experiencia, en su caso, por primera vez, y cuando me llamaron para preguntarme por el retiro les conté medias verdades, y no porque la otra mitad fuera mentira, sino porque hay cosas que no se pueden contar con palabras y porque, ni siquiera yo, sabía lo que iba a pasar, porque cada vez es diferente. Éste ha sido el retiro de la risa, porque la risa estuvo siempre presente, y desde minutos después de comenzar ya intuía que iba a ser así. Risas que guiaron el hilo de las meditaciones, risas liberadoras y sanadoras. Quería que ellas tomaran la decisión de ir o no ir sin estar condicionadas ni influenciadas, que decidieran por sí mismas, igual que yo decidí asistir por mí mismo. Cada uno es responsable de su elección...

Al final apostaron por ir y yo me mostré tal cual, más liberado incluso, y lo mejor es que sentía total neutralidad ante su reacción. Si me hubieran tachado de loco, quería darles un abrazo y expresar mi gratitud y amor hacia ellas, y si con la experiencia vivida ahora me comprendían mejor, pues igualmente sentía darles un abrazo y agradecerles haber vivido juntos la experiencia.

Ya en el aeropuerto de vuelta a casa, María me comentó que ahora sí me comprendía. Encajó las piezas del puzzle que le faltaban y yo sólo quise fundirme en un abrazo...


Gracias por este fin de semana de risas y aprendizaje...

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