viernes, 3 de octubre de 2014

Pájaros de acero

A pocos días de coger un avión que me transporte a la ciudad de los rascacielos, siempre me maravillo por la fuerza de esos pájaros de acero, tan pesados y tan ligeros, utilizando el viento a favor para despegar y nunca yendo a contracorriente. Así debiera ser, siempre fluyendo con el viento y nunca nadando en contra de la corriente. Y me fascina una cosa tan simple como la de en un mismo día amanecer en un lugar y dormir en otro más o menos lejano. Con los aviones las distancias se acortan, igual que entre las personas cuando conectan con el corazón y no con la forma. No hay distancia, todos somos uno...


Ayer también tuve mi última clase de pilates, porque después del viaje probaré una nueva actividad, el taichi, y mientras me miraba al espejo me preguntaba quién era ese que se reflejaba. En fin, preguntas sin respuesta que se me pasan por la cabeza...

Pues ya lo saben, el domingo me voy de viaje. Estaré de vacaciones un par de semanas, pero si el de arriba lo quiere, espero volver para contar todas mis experiencias. ¡Feliz fin de semana para todos los seres sin ninguna excepción!

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