lunes, 10 de junio de 2013

Mis impresiones sobre el concierto

Ya les había comentado que el fin de semana pasado había asistido al concierto de Josu Okiñena y Razvan Suma en el Hotel Princesa Yaiza...
 
 
Ayer le dí a leer a mi angelito de la guarda mis impresiones sobre el concierto y me dijo que por qué no lo publicaba en el blog, porque precisamente se identificaba con lo que sintió ella al escuchar por primera vez a Josu, así que me he decidido a hacerlo.
 
Allá va...
 
Si Josu Okiñena pisa un escenario da igual si el decorado es negro, rojo o blanco; si Josu Okiñena nos deleita con su arte, te daría exactamente igual el escenario escogido o la butaca donde vas a pasar la próxima hora y media de tu vida, porque si Josu Okiñena actúa sólo existirán tú, él y su piano, una relación a tres bandas en perfecta armonía.
 
Y es que Josu es así, sentimiento en estado puro, Josu no toca con la mente sino con el corazón, así de sencillo, Josu alimenta de vida su piano, así de simple, estableciéndose un matrimonio perfecto, una simbiosis espectacular que llena de vida todo lo que les rodea, a él y a su piano. Manos equilibradas, expresividad a la máxima potencia...
 
 
...y aquí es donde interactúa el tercero en discordia, el afortunado o afortunada que está escuchando el concierto, porque viéndole su cara eres capaz de adivinar lo que está sintiendo, mirando sus manos, intuirás todos sus sentimientos, amor, nostalgia, incertidumbre, tristeza, impotencia; mientras las notas fluyen tú fluyes, simplemente dejándote llevar por lo que escuchas, simplemente sintiendo lo que transmite, su música, su verdad, su matiz particular, porque Josu la hace suya, Josu se lleva la melodía a su terreno, Josu sabe jugar con ella, al igual que un niño feliz sabría jugar con su juguete favorito...
 
Y si además el escenario lo comparte con otro músico, formando un dueto singular, el resultado puede ser apoteósico. El sábado pude ser testigo de ello, el sábado asistí al concierto de Josu Okiñena y Razvan Suma, un violoncelista de éxito internacional. No hubo nada mejor que ser cómplice de la relación establecida entre estos dos instrumentos, el piano y el chelo, pero la relación más importante fue la establecida entre estos dos músicos, Razvan y Josu, Josu y Razvan, cómo se hablaban, cómo se respondían, cómo replicaban...sin palabras.
 
Sé lo que los hace ser únicos, tocan con su alma, tocan con el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario