sábado, 30 de diciembre de 2017

¡Adiós, 2017! ¡Bienvenido, 2018!

El corazón, ese que me habla. Un pellizco, un susurro que me dice que vaya por aquí y no por allí. Y le hago caso, ahora sí que lo escucho y atiendo. Y la sensación de que lo que haces puede provocar un tsunami a tu alrededor, sentirte incomprendido, pero te sientes en paz. La coherencia es el camino que debo seguir, ese que me han enseñado y que hace que mi luz brille con toda su intensidad, a pesar de que el suelo se desprenda y quede suspendido en el cielo. ¡Menuda forma de acabar el año! ¡Adiós, 2017! ¡Bienvenido, 2018! Un año nuevo que será completamente neutro, y dependerá de mi actitud que finalmente se convierta en lo que solemos catalogar como “bueno”. Me gusta eso, ser responsable de lo que viviré a lo largo de él. Con la certeza de que lo que quiero existe. Y lo merezco…


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