lunes, 3 de noviembre de 2014

Descalzo...

La del sábado fue una de esas noches que merecen ser contadas, aunque tampoco sé qué es lo que me gustaría contar, aparte del hecho de vivirla descalzo...


Descalzo estuve en la playa, disfrutando de un lindo anochecer en Famara, y descalzo estuve en otro lugar en el que nunca me imaginé estar, al menos esa noche, pero eso es lo bonito de las cosas, cuando llegas a lugares que no te esperas y te dejas llevar. Estando allí sólo sé que tuve la imperiosa necesidad de ponerme descalzo, de poner mis pies en contacto directo con el suelo, moverme como pez en el agua, sintiendo la música y bailando sin sentido...o con todos mis sentidos. Y todo eso descalzo y sin temor a las miradas de los demás, contagiando y contagiándome de la diversión. Estaba descalzo, me había quitado los zapatos y me sentía libre...


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