miércoles, 26 de noviembre de 2014

Un libro que se va a leer

¿Para qué están los libros? Para leerlos, sobre todo si son libros que se regalan con buena intención. Hace unos meses le regalé un libro a alguien porque pensé que le podría ayudar, pero el libro se había quedado como un objeto de decoración sobre una mesa auxiliar del salón. Cada vez que visitaba esa casa allí mismo lo encontraba, en la misma posición y con la portada muy lisa y radiante, como si ni siquiera se hubiera abierto para hojear las páginas u oler su interior. Allí seguía y yo ya me había acostumbrado porque esa persona no quería leer el libro en cuestión. Pero ayer me dijo que por mí se lo iba a leer, que iba a hacer ese sacrificio. Sonreí y le dije que no lo hiciera por mí, que lo hiciera por él. Bueno, creo que no hace falta decir que ese libro es “Sea más feliz que el Dalai Lama”.


Tal vez le vaya bien, vete tú a saber...

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