jueves, 26 de septiembre de 2013

Cualquier excusa es buena para sonreír

Cualquier oportunidad que se te presente es buena para echarte unas risas. Ayer, antes de ir a meditación, me encontré con un amigo de mi padre por la calle:

Amigo: Hola, ¿qué tal?
Yo: Yo bien, ¿y tú?
Amigo: Pues mira, al dentista, ¿y tú?
Yo: A meditación.
Amigo: ¿A meditación, y qué es lo que hacen en meditación? Ay Dios...
(en esos momentos pasaba otro chico por la calle y se empezó a reír)
Yo: Pues a conectarme con la vida (le dije entre risas)
Amigo: Cuando uno está malo hace ese tipo de cosas; yo me acuerdo que, cuando estaba con los intestinos sangrando, que no sabía por qué, me levantaba siempre a la una o dos de la madrugada y me ponía a caminar y ver la luna.
Yo: Ah, bien.
Amigo: Pero no te preocupes, que eso se te irá pasando.
Yo: ah, vale (jajaja, y me despedí sonriendo)


Y así, con una sonrisa en la boca, entré nuevamente a mi clase de meditación...


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