martes, 8 de abril de 2014

El ratoncito Pérez

Hoy una niña llamada Lucía se habrá despertado muy contenta...


Ayer pude ver a esa niña la mar de contenta; no cabía en sí de gozo porque se le había caído un minúsculo diente que me enseñaba con gran alegría y entusiasmo, un entusiasmo que transmitía a todo aquel que la rodeaba. Esa niña se habrá metido en la cama con ganas de ver nuevamente el amanecer y poder mirar bajo su almohada, igual que hice yo de pequeño, que nada más despertarme miraba debajo de la cama a ver lo que el ratoncito Pérez me dejaba: a veces eran 100 pesetas, otras 500 y alguna que otra vez un paquete de galletas. Daba igual lo que fuera, lo importante era que creía en ese animalito que traía cosas a cambio de un diente, un diente que ya no utilizaba...

Algo tan pequeño como la caída de un diminuto diente puede generar una felicidad inmensa. A mí no se me ha caído ningún diente y, a estas alturas del partido, es preferible que no me quede sin ninguno, jeje, pero en estos días venideros me quiero transportar a mi niñez y a la magia del ratoncito Pérez, al entusiasmo por la espera de algo...

2 comentarios:

  1. HOLA IBAN MUCHAS GRACIAS POR ACORDARTE DE MI, TE MANDO UN BESITO
    MI PRÍNCIPE, ME ENCANTÓ TU TEATRO, ME GUSTÓ ENSEÑARTE MI DIENTE.
    LUCÍA

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  2. Hola Iban, tod@s deberiamos de poner un ratoncito perez en nuestra vida, y no por una caida de diente, sino por cualquier obstaculo en nuestras vidas, levantarnos con esa ilusion y alegria todos los dias y dar gracias por la vida.

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