martes, 19 de noviembre de 2013

Una tarde con el sol

Ayer fui a uno de los rincones preferidos de mi ángel de la guarda a ver la puesta de sol...

 
Mientras lo miraba fijamente recordé momentos de mi niñez, como cuando intentaba ocultarlo con una moneda o me ponía a retarlo, aguantando la mirada el máximo tiempo posible sin pestañear. Siempre me ganaba, jeje, pues siempre acababa cerrando los ojos casi al comenzar, pero yo lo intentaba hasta que me cansaba y me ponía a jugar, a jugar con otra cosa.

Ayer lo miré fijamente y sentí que me alimentaba. Es curioso, porque en la parte inferior de la fotografía aparecen mis dedos y no sé cómo pudieron salir. Parece como si me fundiera con el paisaje y los dos fuéramos uno...


Después se fue el sol...y yo me fui con él...

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