viernes, 22 de marzo de 2013

El poder del amor

Hoy quiero dedicarle el post a mi madre, esa mujer incansable que trabaja y trabaja, tanto dentro como fuera del hogar, para que todos los demás estemos llenos de comodidades. Me asombra la fuerza de mi madre, que ni siquiera por un resfriado o por un dolor de espalda es capaz de parar y descansar. Mi madre es el motor de mi familia, la que todo organiza y distribuye con el fin de conseguir el bienestar colectivo.

Y ahora tiene una tarea más, la de cuidarme y mimarme cada vez que me recupero de la sesión de belleza. Una de las cosas que más me gusta es el amanecer de los martes, cuando al despertarme lo primero que digo es...

Yo: ¿Mamaaaá?
Mi madre: ¿Qué?
Yo: Ven (y ella viene a la habitación a abrirme la puerta).
Mi madre: ¿Qué tal, mejor? (...últimamente ese "mejor" lo dice más confiada, porque da por hecho que los martes estoy mejor).
Yo: Sí (con una sonrisa que refleja que lo "menos bueno" ha pasado).
Mi madre: ¿Te preparo el zumo?
Yo: Sí (y mientras estoy recostado en la cama escucho como mi madre me prepara el zumo...y cuando me lo trae espera a que me lo acabe).

Eso hace mi madre, entre otras cosas, pero no sólo mi madre. También está mi padre, que desde la distancia me pregunta qué tal estoy y que suspira cada vez que le contesto "regular" o "así así", pero que se tranquiliza conforme me voy recuperando...

Y mi hermana, que me cede su cama para que yo esté más cómodo viendo la tele; que está también pendiente de mí, al igual que lo estuvo durante mi etapa en el hospital...

Y mi sobrino, que es una fuente de creatividad y sus pensamientos me hacen sonreír día sí y día también. La última es que yo debo estar contento porque estoy recibiendo el mismo tratamiento que Tito Vilanova, entrenador del Barza, así que soy afortunado por estar recibiendo lo mismo que un famoso... A mi sobrino le diría que tampoco va mal desencaminado, que tengo motivos para sentirme contento y agradecido...

Y Roberto, que siempre me manda un mensaje por la mañana, un simple "buenos días", pero que se traduce en un "buenos días, qué tal estás, espero que estés mejor y sé que hoy estás mejor"...

Y Cristina, que siempre se desplaza a mi casa los martes por la tarde para darme una sesión de reiki, una cita que se está convirtiendo en imprescindible por todo lo que me hace disfrutar...

Y todos esos mensajes que me llegan, que sin poner mucho dicen tanto...


Así que, entre otras cosas, estoy agradecido por la familia y amigos que me rodean. Dicen que el amor es la mayor fuerza universal, que sin el amor no se podría vivir. Yo recibo mucho amor...y también procuro darlo. Y siento que los que me rodean están tranquilos porque lo que estoy transmitiendo es paz y serenidad, o eso intento...

Que el poder del amor no se acabe nunca...




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