jueves, 17 de enero de 2013

Mi primera meditación

Ya les anuncié ayer que iba a probar la meditación. Pues bien, ya puedo decir que he meditado y la experiencia no ha ido mal, pero se podría mejorar.

Primero voy a contar la parte menos buena. Me sentí un poco incómodo porque había bastante gente en la sala y el espacio era limitado, además de que estaba apoyado contra la ventana y no fui con la vestimenta adecuada; afortunadamente, me cedieron unos cojines que agradecí muchísimo. Estar en una misma postura durante tanto tiempo me genera molestias en la espalda y, en varias ocasiones, sentí la necesidad de tumbarme en el suelo, aunque tampoco me atrevía por si no fuera lo apropiado. Más que estar en una misma postura, es que mi espalda está viciada de malas posturas y ahí están las consecuencias.

Pero ahora voy con la parte buena. Me sentí apoyado y entre amigos. A la mayoría de los presentes no los conocía, pero ellos a mí sí porque algunos siguen el blog y han sido testigos pasivos de la situación que atravieso, así que cuando me dijeron si quería añadir algo más a mi presentación, sólo me salió decir GRACIAS, porque cuando hablan de mí y de mi evolución, sé que me llega el apoyo de toda esa gente desconocida...ahora conocida.

Con el primer ejercicio...o la primera meditación...sentí que desconecté (hasta se me olvidó el dolor de espalda, jeje). De hecho, ahora mismo, no recuerdo bien de qué se trataba. Yo sólo sé que desconecté totalmente...y me gustó.

Después tuvimos otra meditación para agradecer todo lo bueno que teníamos en la vida...y en esa también disfruté, porque por mi mente pasaron las imágenes de todos los que están siendo claves en mi entorno...y di gracias por ello, por tenerlos a mi lado.

Otra meditación que me gustó mucho es cuando utilizaron el tambor oceánico, que emula el sonido de una ola...se trata de conectarte entre el pasado y el futuro...aunque he de reconocer que ésta no la sentí especialmente porque mi mente estaba más pendiente de la espalda que otra cosa...eso sí, el sonido fue sobrecogedor, como si estuvieras en una playa.

Y por último...dos personas se pusieron tumbadas en el centro (qué ganas tenía yo de ponerme, jeje, pero no me pareció apropiado porque era mi primera vez y tampoco era plan de adelantarme a otros que, tal vez, llevaran esperando esa oportunidad durante tanto tiempo) y el resto formó un coro alrededor y emitíamos sonidos (ooooooommmmm) y otro que me pareció que decían (oooooh maaaaaniiiii pe meeee huuunggg). Si digo que "me pareció que decían" parece que yo no lo hice, pero sí, me atreví. Al principio me quedé en un segundo plano y no me atrevía a abrir la boca...por miedo a equivocarme, pero las dos compañeras que tenía a mi lado, experimentadas en esto de la meditación, creo yo, me llevaron a perder el miedo...y abrí la boca y canté...y me dejé llevar. Y creo que lo que surgió fue bonito para todos, tanto para los que estaban en el centro, que recibían las ondas producidas por los sonidos, como para los que estábamos alrededor, que provocábamos y recibíamos dichas vibraciones.

Pues ésta fue mi experiencia, señoras y señores, sin más, contada desde la inexperiencia de la meditación. Espero seguir meditando y sentir sensaciones desconocidas que me ayuden, más aún si cabe, en mi recuperación.


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