miércoles, 24 de octubre de 2012

Y al final...¡lo conseguí!



Hace dos lunes, después de mi tratamiento de belleza, tuve una cita con mi cuerpo y mi mente. Si mi cuerpo se achicaba y empezaba a mostrar síntomas de debilidad, mi mente intentaba contrarrestar esos efectos diciéndose a sí misma que todo iba a ir muy bien. Al final venció la mente, la ilusión y las ganas enormes que tenía de coger mi maleta el martes para hacer el viaje que tenía programado desde hacía más de tres meses, antes de todo lo acontecido.

Y me encontré mejor de lo que me esperaba, ni en mis mejores augurios pensé que el trayecto en avión lo iba a pasar sin molestias, así que fue toda una superación y me sentí un ganador. Cuando el avión aterrizó empecé a llorar de la emoción (en otras palabras, me entró la llantina), el cúmulo de emociones salió de mi interior y sólo me repetía que lo había conseguido, que lo había conseguido, y recordaba lo que me habían dicho muchos, que el poder de la mente lo puede todo, sólo tienes que creer en lo que quieres para que se haga realidad. Y justo en ese momento de llanto la gente empezó a aplaudir y yo sentí que lo hacían por mí, que estaban contentos porque lo había logrado, y casi me levanto para agradecer los aplausos, aunque evidentemente lo hacían por otro motivo, porque el avión había aterrizado; qué lejanos esos aplausos, de la gente contenta por llegar sin problemas al destino que habían seleccionado, pero qué cercanos me resultaron porque sentí que lo hacían por mí...y por toda la gente que me ha impulsado con sus pensamientos positivos: familia, amigos, médicos, enfermeras...
 
Y sólo queda decir que ya estoy de vuelta y les contaré, poco a poco, mi maravilloso viaje por La Toscana.
 
 

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