Desde niño anhelé cantar, coger un micrófono y ponerme a entonar canciones, pero no me contentaba con cualquiera, yo quería imitar a las grandes divas como Aretha Franklin o Whitney Houston, soñaba con tener una voz de soul bien negra… Pero oye, que no se pudo, cuando no hay no hay y no se puede hacer nada salvo aceptar tus limitaciones… Quizás, lo que añoraba de ellas –a esa conclusión he llegado con el paso del tiempo- es que podían expresar a través de su voz, podían vaciar todas sus emociones al compás de la música, esos giros, esos desgarros, esa potencia vocal que me hacía vibrar…
Por eso agradezco escribir, cuando el blog llegó a mis manos no sabía por dónde empezar, pero empecé a escribir y descubrí que mi esencia siempre ha sido expresar, qué alivio y qué terapia no quedarme con nada dentro y soltarlo a través de las palabras, en resumen, sanador… Y las vías para expresar pueden ser diversas, unos lo hacen cantando, otros componiendo letras y los hay quienes dibujan o bailan al son de la música, solo tenemos que encontrar la que más se ajuste a nosotros y dar rienda suelta a curar nuestras heridas… Y por supuesto que sigo imitando a las grandes leyendas de la música, el miedo al ridículo lo perdí hace tiempo, jaja, aunque mejor que sea en el coche o en la ducha…
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