El corazón bombeando a una velocidad inusual, excitado por vivir algo nuevo por primera vez, veloz, desbocado, preludio de lo que se avecinaba… Y me dije que no podría estar en mejor lugar que allí, entregándome a la experiencia… Atravesé el dolor hasta llegar a la luz y conversar con mi esencia, el niño frente al adulto, un diálogo compasivo, amoroso, fuera culpas… Jugué con otros niños, ansiosos de compartir su dicha, todos a una, contribuyendo a elevar la vibra, la suma de las partes formando un todo inquebrantable… Y me vacié por dentro, de la risa floja al llanto sano, respiré presencia, gratitud elevada a la máxima potencia…
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