Mi resurgimiento, así fue como bautizamos la carrera de ayer… Después de meses sin correr, llegó el momento de ponerme a prueba y con cada paso que daba me llenaba de gratitud por tener piernas sanas con las que poder avanzar entre los parrales de La Geria y el picón de la lava… A veces, cuando hay lesiones, toca parar, observar el síntoma, conectar con la causa, hacer las acciones necesarias para volver a la coherencia y tener paciencia hasta que el cuerpo se regenere… Y cuando vuelves a correr, que es algo que a mí me llena de vida aunque sea inexplicable para muchos, la gratitud no la puedes disimular… Y encima, además de correr, muy bien acompañado, con dos guerreras que velaban por mí acariciándome con buenos deseos para que juntos llegáramos a la meta…
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