jueves, 17 de diciembre de 2015

Competición VS Superación

Mi amiga Carmen comentaba ayer que el profesor de su hijo, que tiene cinco años, mandó a sus alumnos a prepararse un poema navideño y, los tres mejores, serían elegidos para leerlo delante de todo el colegio. Ella le dijo que no le parecía adecuado porque, en cierta manera, estaba fomentando la competitividad entre los niños y ya empezarían, desde muy temprana edad, a intentar ser mejores para agradar a los demás o a sentirse inferiores si no lograban lo que lograban los demás. Es que de eso trata la vida, de competir, decía él. No, la vida no es una competición, eso es lo que te han hecho creer, respondió ella...



Claro, es que desde siempre nos han inculcado la competitividad cuando en realidad se trata de superarnos a nosotros mismos, pero nunca compararnos. Por poner un ejemplo, el otro día en la piscina yo salí pletórico porque conseguí nadar, durante los cuarenta y cinco minutos de clase, 1500 metros, todo un récord no conseguido hasta la fecha. Había nadado 1300, 1400, incluso 1450 metros en alguna clase, pero nunca había llegado al kilómetro y medio. Cuando quedaban 10 minutos para finalizar, que llevábamos 1200 metros, le dije que tenía ganas de llegar a 1500 para ver si podía superarlo. A toda pastilla lo pude lograr y fue una satisfacción. Otra cosa es cuando miro de reojo lo que hace el compañero y me pico con él e intento que no me sobrepase. Ahora lo veo, me río, y desisto de esa competición que no me lleva a ninguna parte. Ahora me centro en mí, superando mis límites, aunque siempre sin exigirme, no vaya a pretender querer hacer 3 kilómetros cuando todavía estoy por la mitad. Supongo que será progresivo, poquito a poco, como está resultando hasta la fecha. Cada uno a su ritmo, yo centrado en el mío…

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