lunes, 26 de octubre de 2015

Globos en el techo

Quiero conseguir mirar donde tú miras, me decía. Pero dónde crees que miro, le preguntaba sorprendido. No sé, pero tus ojos parece que miran a todo y nada, eso me decía. Con Julen hice algo que cada vez que lo recuerdo me entra la risa y mis mejillas se sonrojan de la vergüenza. Aquel día, después de visitar a Patricia, acabamos los dos haciendo aquello que a él le apetecía, tumbarnos boca arriba en el suelo de un abarrotado Centro Comercial con los ojos puestos en el techo y sin miedo al qué dirán, con vergüenza, pero sin miedo. Allí permanecimos un rato, mirando los globos olvidados que chocaban contra el techo y no podían seguir su camino, ajenos a las miradas de la gente que pasaba...



La última vez que volvió a Lanzarote me dijo que ya no había globos en el techo. Los habían quitado, se habían liberado... La experiencia la recordaba, también le había marcado. Amigo, espero que estés disfrutando de mirar donde querías mirar...

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