martes, 5 de mayo de 2015

Día 11: Con el agua hasta el cuello

Voy a seguir con el viaje, que ya está dando sus últimos coletazos...

Ese día dejábamos la costa sur de Aqaba y nos despedíamos de Mizuki, que regresaba a Amman porque en un par de días cogería un avión hasta Oslo, su última parada antes de regresar a Japón después de un año viajando por toda Europa. Ahora me viene el recuerdo de la conversación que tuvimos en el desierto y lo bien que lo pasamos, pues ella me decía en inglés los países que había visitado, en total 15, y yo se los traducía al castellano. La cara de incredulidad al ver lo diferentes que pueden ser el inglés y castellano con algunas palabras, como Germany y Alemania, nos hizo reír en más de una ocasión...

Y nosotros nos disponíamos a vivir una gran aventura, al menos para mí, que lo hacía por primera vez. Después de días de incertidumbre en los que no sabíamos si estaría abierto al público por causas meteorológicas, finalmente pudimos entrar en el Wadi Mujib, un cañón bastante caudaloso, y adentrarnos hasta la gran cascada de agua...





Acabamos con el agua hasta el cuello, porque en algunos tramos ni siquiera hacías pie. Lo disfrutamos como niños, jugamos como niños. A pesar del día fresco y nublado, el agua estaba a una temperatura agradable, incluso cálida en algunos tramos...








Y al regresar al punto de partida, el sol nos estaba esperando...


Y como colofón final, qué mejor que preparar un picnic a orillas del Mar Muerto y experimentar eso de flotar en el agua. El día estaba frío, pero me acordé de una compañera de trabajo que me dijo que todo el mundo debería experimentar eso de bañarse en el Mar Muerto al menos una vez en la vida. Lo tenía delante de mí, era la ocasión perfecta, así que me deshice de la ropa y me saqué la típica foto de turista. Eso sí, después volví a entrar para disfrutar de la experiencia con toda la intensidad posible, porque la primera vez estuve más pendiente de la foto que de otra cosa. Y cierto, flotas con asombrosa facilidad, sin esfuerzo aparente...


Y de regreso a Madaba, una foto espectacular del atardecer sobre el mar...



La jornada más acuática del viaje estaba acabando. Ya sólo nos quedaba un día completo para disfrutar, pero qué día...

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