miércoles, 14 de marzo de 2018

¿A qué renuncio?

Sí, voy a renunciar, y me da igual cómo te pongas. Plasmaré por escrito todo lo que estoy dispuesto a soltar porque me han dicho que ese es el camino para experimentar la auténtica paz. ¿A qué renuncio? A tener la razón, empezaré por ahí, así que conmigo no vas a encontrar un aliado para discutir. Tu reacción delata tu pobreza emocional, por lo que te invito a convivir en la reflexión. ¿No quieres tener la razón? Perfecto. ¿Quieres tener la razón? Perfecto, búscate a otro para intentar convencerlo. ¿A qué más renuncio? Al ataque y al auto-ataque... ¡Cuidadín! Lo que haga a los demás, me lo estoy haciendo a mí mismo, lo que me haga a mí mismo, ya ni te cuento, así que intenta tratarte amorosamente, a ti y a los demás. Y también renuncio a dar importancia, incluso a mí mismo, porque en la vida todo es igual y nada es más importante que otra cosa. Sí, en serio, aunque nuestra tendencia sea creernos superior y más importante que los demás. Y por hoy ya lo dejo...


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