viernes, 15 de enero de 2016

Perdiendo la cabeza

Salvo que estemos frente a un espejo, la cabeza no nos la podemos ver. Intuimos que está ahí, incluso llegamos a percibir su silueta, la tocamos, pero no la vemos. Lo que vemos son las cabezas de los demás, que se traduce en cómo percibimos nosotros a los demás, porque ellos tampoco se ven sus cabezas. No sé, igual estoy perdiendo la cabeza, como el amigo que posa a mi izquierda...


Lo cierto es que la vida es un sí a todo, cada día es una nueva oportunidad y, la próxima semana, tendré la oportunidad de volver a hacer algo por primera vez. Feliz fin de semana...


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