martes, 13 de agosto de 2013

Un año después...

Hoy hace exactamente un año que ingresé en el hospital para comenzar las pruebas que determinarían mi diagnóstico. Recuerdo que estaba aterrado, angustiado, que estaba paralizado. No había camas disponibles y tuve que esperar durante todo el día en la zona de urgencias, sentado en una silla esperando que alguien me llamara. Al final me llamaron, y los enfermeros me dijeron que me había portado genial porque no había protestado. Al subir a la habitación y cambiarme de ropa frente al espejo, ahí no pude más y me visitó el llanto, un llanto ahogado, asustado, apagado. Y cuando las últimas visitas del día tuvieron que partir, me sentía morir con la sola idea de quedarme solo, solo con mi miedo...
Y aunque me ha costado escribir este párrafo más de lo esperado, lo escribo con la intención de plasmar que la vida puede cambiar si uno hace el esfuerzo de cambiar. Hoy, un año después, estoy recordando esa vivencia desde el tiempo, tiempo que me ha hecho madurar y evolucionar, tiempo que me han concedido para agradecer: agradecer que la gente de mi alrededor se ha multiplicado, gente que me ofrece su amor y cariño, cariño a raudales; agradecer que sigo vivo y sonriendo y, lo más importante, agradecer que quiero seguir viviendo...
Hoy, un año después, he hecho cosas que jamás pensé que pudiera hacer, entre otras cosas porque las desconocía; hoy, sólo sé que no sé nada y quiero seguir aprendiendo a vivir...

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