Y cuando se rozaron con las yemas de sus dedos entré en catarsis desde mi asiento... La luz que reconoció sus sombras, las sombras que acogieron su luz, dándose cabida en un mismo cuerpo y permitiéndose convivir en armonía, respetando la función que cada una tiene en esta vida... La luz no está completa sin sus sombras, no tendría a quién alumbrar, y las sombras necesitan de su luz para respirar y encontrar la salida... Tú eres luces y sombras, una conjunción única, compleja y perfecta... Y yo, desde mi asiento, sentí la catarsis en mi fuero interno viendo cómo su luz y sus sombras se aceptaban mutuamente para comenzar a vivir en paz, sin juicios de por medio, cual balanza en equilibrio sin interferencias... Y todo eso, con solo el rozar de las yemas de sus dedos...
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