El último escrito del año, ¡qué año! Si hago un breve repaso principalmente me vienes tú, que tuve que decirte adiós. Afronté tu pérdida, al menos física, porque de corazón sigues muy presente en mi vida. No hay día que no te recuerde, que no te añore o que no me ría recordando tu risa. A veces también me enfado porque una parte tuya decidió marcharse y dejó al niño sin su cómplice y compañera de juegos, pero se me pasa rápido porque fuiste, eres y serás una gran amiga que literalmente cambió mi vida para mejor y así seguirá… Una vez más, gracias Ángela por mostrarme que la muerte no es el final entre dos personas y que la vida es maravillosa, y que cuando me toque a mí partir, me gustaría irme en paz y con la sensación de que viví…
Hace unos días comenté que una de las mejores cosas que he hecho durante este año ha sido escribir una novela y compartirla con mis amigos mientras la iba escribiendo. ¡Cuántas risas, cuánta emoción mientras yo escribía y ellos me leían! Sus comentarios me animaban a escribir más y continuar la historia en la que tenía claro el inicio y el final, pero no el desarrollo de la trama. La novela está finalizada, ahora toca esperar a que llegue la oportunidad para que la semilla sea plantada en la maceta más apropiada. Pasará lo que tenga que pasar, pero siempre añado a la frase una coletilla final: pasará lo que tenga que pasar, pero va a pasar…
Y corrí, dicen que hacer eso es de cobardes, pero correr me agrandó este corazón gigante y hasta conseguí hacer una maratón que me llenó de satisfacción y superación… Sí se puede, todos podemos, por qué no…
Adiós 2019, me despido de ti con un gracias sincero, gracias por haberme permitido estar aquí y compartir este tiempo… No fue un año malo, no fue un año bueno, fue un año intenso que volvería a suscribir, a pesar de todo, porque el corazón siempre decidió por mí...