martes, 24 de septiembre de 2019

¡Gracias Asturias!

Cuán diferente se comporta la gente según el sitio en el que vive, cómo nos condiciona la geografía, la cultura... pero al fin y al cabo todos somos iguales, venimos del mismo lugar y estamos aquí para experimentar este mundo dual en el que nuestra prioridad debe ser vivir nuestra vida y no la de los demás... 


Dar, aporté mi experiencia, la puse al servicio de los demás, recibir, recibí información a través de espejos que se presentaron ante mí, algunos inesperados y que nos regalaron grandes momentos, di tiempo y me regalé tiempo, lloré como un niño, ese llanto desgarrador que te sale desde lo más profundo de tu alma y que cuando acabas dices ¡qué rico!, reí hasta que mis riñones no pudieron más, remando siempre a favor de la corriente a pesar de que algunas veces nos encallamos, pero el humor siempre nos ayudó a retomar el camino correcto, volví a ser un bebé, en el más amplio sentido de la palabra, solté sin poder controlar las impurezas de mi cuerpo. ¿El origen? El agradecimiento, saber que estoy vivo y que quiero seguir sanando, todos los días estamos sanando. Y anoche, mientras daba un último paseo, una bolsa pegada a un banco me recordaba lo más preciado, dar las gracias: ¡Gracias Asturias por tanto!

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