Y entonces escuché su risa al decirse “me autoamo”, una risa que
enganchó con nuestra risa y también seguí el consejo de autoamarme sin límites,
en un rincón privilegiado. Me autoamo, suena raro, ¿verdad?, pero moló
decir eso en lugar de la versión tradicional del me amo a mí mismo. Ahora bien,
no basta con decírnoslo, debemos emprender acciones que muestren la coherencia
de querernos a nosotros mismos… Y entre risas seguimos disfrutando de un fin de
semana mágico…
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