Todo lo que acaba en ismo crea un abismo

Y qué ganamos con separarnos, por qué no nos montamos en el mismo barco, juntamos nuestras manos y remamos en la misma dirección. Y tienen razón los que dicen que todo lo que acaba en ismo crea un abismo, cristianismo, budismo, islamismo... Muros de piedra que impiden comunicarnos desde el corazón, ignorantes que crean barreras para ocultar a nuestros ojos la belleza que conservamos en nuestro interior. Observo con distancia los acontecimientos que azotan el mundo y me digo que todo es perfecto, que estaré a salvo allá donde vaya. No puedo cambiar el mundo, intento cambiarme yo y permanecer en paz...

Lanzar una moneda al aire

-¿Y qué hacer cuando tienes que tomar decisiones difíciles, lanzas una moneda al aire?-, preguntó una mujer a su guía. -En realidad las decisiones difíciles no existen, señorita, si lanzas una moneda al aire tu corazón siempre sabrá de que lado quiere que caiga-, le respondió el guía. -Escuche su corazón, él sabrá guiarla-.

Perderse...

Perderse... ¿Es eso lo peor que nos puede pasar o tal vez es necesario para volver a encontrarnos? Es inevitable, perdernos para reencontrarnos... Cada sacudida podría ser un impulso y motivación para perfilar una mejor versión...

¿En qué me parezco a una cebra?

Y cuando Elsa Punset lanzó la pregunta jamás imaginé la relación, pues nos parecemos a una cebra porque tenemos un cerebro que está programado para sobrevivir. El miedo nos ayuda a sobrevivir, activa nuestros pulmones, el ritmo cardíaco se acelera para llevar oxígeno a nuestros músculos y nos lanzamos a correr cuando alertamos un peligro que atenta contra nuestra supervivencia… La diferencia entre este animal y nosotros es que la cebra, una vez pasado el peligro, sigue pastando como si nada mientras nosotros, los humanos, enquistamos en nuestra memoria esa situación de peligro y nos paralizamos. Un cerebro que está programado para sobrevivir, no vivir, sino sobrevivir, así que aprendamos a gestionar nuestras emociones para que vivamos y no sobrevivamos…

Así es la ira

Te hace sorda, no escuchas, te aísla por completo, maldices tu suerte y escupes el veneno, pero hay tanto que te contamina y te ahoga en la piscina de tu amargura... Te ciega, tu mirada permanece a oscuras, incapaz de ver al que te lanza un salvavidas. Te abrasas por el fuego que te corroe por dentro… Obcecada razón que busca culpables a tu sufrimiento y te aleja del sentir de la vida que aún late en tu fuero interno… Así es la ira, que te aniquila…

Mi rincón favorito desde el cielo

Y volé, pude contemplar mi rincón favorito desde el cielo… Y desde tan arriba fijé la vista en un punto concreto de la tierra, como un águila que acecha su presa, y no pude sino agradecer todo lo que me había llevado hasta allí… Era libre, podía volar, disfruté del momento y la gratitud hizo el resto…