Antes de comenzar las jornadas me pregunté qué puedo aprender y qué puedo
aportar. Como diría Odile Fernández, lo que no se da, se pierde, y por
eso compartí mi experiencia para ver si le podía ayudar aunque solo fuera a una
persona, dejando claro que no soy partidario de utilizar la palabra contra, no
hay que luchar contra ninguna enfermedad, sino que prefiero hablar de
asociaciones de apoyo a enfermos y familiares de cáncer. Saber lo que comemos
es importante, cuidar nuestro vehículo, que es nuestro cuerpo, es esencial, entre
otras cosas porque solo disponemos de uno, pero siempre haciéndolo desde el
amor y no desde el miedo, es decir, no evitar comer ciertos alimentos por temor
a enfermarnos sino decidir cambiar nuestra alimentación porque queremos
sentirnos mejor, más saludables. Hacer ejercicio físico también ayuda, incluso
más de lo que creemos, así que a mover nuestros esqueletos porque es una forma
de canalizar nuestras emociones y sanar. Y qué decir de las emociones, aprender
a gestionarlas es vital, sobre todo el miedo a la muerte que merodea siempre
por la mente, qué importante es saber cómo nos sentimos y expresarlo con
palabras…
Unas gratas jornadas organizadas por la Asociación Tri Rosas en las
que se respiró vida y superación. ¡Infinitas gracias por la invitación, Paloma!
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