Querido cáncer

Querido cáncer,

Hoy debo despedirme de ti con la mayor de mis sonrisas; hoy debo decirte adiós pero no olvidarte porque me has dado una lección de vida; hoy debo partir y dejarte atrás para empezar mi nueva vida, mi vida sin ti, que será la misma vida, la única que tengo y que quiero disfrutar hasta la última gota, pero diferente porque gracias a ti ha cambiado mi perspectiva.

Perdón por haberme asustado cuando pronunciaron tu nombre cerca de mí; perdón por haberme aterrado cuando me comunicaron que estabas dentro de mí; perdón por haberte considerado mi enemigo, al principio, porque después supe que serías un aliado y que la batalla, si alguna vez hubo una batalla, era contra mí, para superar mis miedos; perdón por tantas cosas y gracias, muchas gracias, por tantas otras.

Dos frases me dijeron al principio de todo esto: una de ellas fue que no le tuviera miedo al cáncer, que el cáncer era una oportunidad que me daba la vida para sacar mi mejor versión, y la otra fue que cuando aceptara este proceso, cuando sintiera que lo que estaba viviendo me iba a hacer bien, tú ibas a desaparecer porque simplemente representabas una simbología, apareciste como una señal para darme cuenta de que algo tenía que cambiar en mí. Y creo que lo he logrado, por eso hoy estoy sano, completamente sano, y quiero pensar que todo lo aprendido ha contribuido para recuperar mi salud, además de la medicina.

Hoy te digo adiós y, tengo tanta paz interior, que ya no te digo que no vuelvas; si aparecieras nuevamente deberé entender, a pesar de los miedos, que lo harás para ayudarme porque así la vida lo quiere, porque el universo me quiere.

Atentamente,

Ibán

Hoy me despido formalmente del cáncer, pero no del blog. Es como si acabara una temporada, mi vida con el cáncer, y empezara otra, mi vida después del cáncer, así que aquí estaré para todo aquel que lo quiera...