Pola de Siero, un tranquilo pueblo asturiano, noche cálida, la gente escuchaba atenta lo que contaba y participaba también compartiendo sus experiencias…
Y de repente… irrumpió en la sala como un toro de miura cargada de rabia, llena de dolor, soltando improperios, ¿dónde está Victoria?, se sentía desorientada pues la vida se adueñó de sus pies y la llevó a un sitio en el que jamás imaginó que pudiera estar. Un ser sufriente víctima de sus circunstancias, ¿dónde está Victoria?, seguía repitiendo sin parar, no conocía a nadie… Ante mí un revoltoso huracán que no se dejaba acariciar. Manejé la tempestad, la paz era mi prioridad, ¡qué ganas de abrazarla! Se rompió a llorar, expresó su angustia y por primera vez no sintió el rechazo de los demás porque la miraban con cariño y compasión… Y al final… se dejó abrazar. Gracias por contribuir a que la de anoche fuera una presentación inolvidable…
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