En
este mundo nos
encanta ser y sentirnos especiales y por eso ponen muchas fechas para
celebrar:
que si el día de la madre, el día del padre, el día de tu
cumpleaños o el día de los enamorados que justo acaba de pasar.
Realmente son fechas que las resaltan en el calendario por un interés
comercial, pero se deberían celebrar cada día...
Agradezco cumplir
cada día y no tengo que esperar al año para celebrarlo del tirón,
sino cada día, aunque eso no quita de que el día en cuestión haga
algo extra que no hago todos los días, como comprar una tarta y
soplar las velas. Es así, vivimos en este mundo y nos adaptamos a
él, pero el sentir es que ese día simplemente es un día más de
vida, como todos los demás. Agradezco sentir amor y estar enamorado
cada día, de todo, de la vida, sin celebración especial en el día
de San Valentín, aunque si cae una cena bienvenida sea. Agradezco
tener un padre y una madre cada día, y no necesito un primer domingo
de mayo para recordar que tengo una madre, aunque estaría bien que
alguien me recuerde algunas fechas porque últimamente estoy
perdiendo la memoria, tanto, que el otro día me olvidé del
cumpleaños de mi madre. Es imperdonable, me dijo mi madre,
tú, que no te olvidabas de nada y lo tenías todo controlado.
Pues mamá, le dije, las cosas cambian y, en parte, me
encanta haber perdido la memoria, pero te lo recompensaré. Y
para tranquilidad del resto, diré que mi gran fan me ha perdonado y
seguramente seguirá leyendo estas cosas “tan místicas” que
escribo, según ella...
Y
para terminar, últimamente no sé si voy a meditación o al club de
la comedia. Es desternillante lo que allí se dice. Bueno, pongámonos
serios y volvamos a la cordura: ¿Cómo
era yo antes de tomarme tan en serio?
No se rían, que va en serio...
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