El
sábado me puse la careta de supermán, pero nunca creí que fuera supermán. Simplemente estaba jugando con el disfraz, pero en ningún
momento se me pasó por la cabeza que pudiera volar, ni que iba a
salvar vidas ni que por mis ojos pudiera salir un láser rojo...
A
la mañana siguiente volví a sacarme una foto paseando por la playa.
En esta ocasión no tenía ninguna careta, o sí, la de Ibán. Al fin
y al cabo, estoy siendo un personaje que interpreta una historia,
pero de la misma forma que no me creí que fuera supermán tampoco
debo creerme la historia de Ibán, aunque aparentemente éste sea más
real que el supermán. Ambas son caretas, la vida es un teatro...
¿Cómo
me sentiría en este momento si me olvidara de mí y de mi historia?
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