No
sé si les ha pasado que el cuerpo se empieza a mover sin ton ni son.
A mí sí, algunas veces, sobre todo cuando medito, y la sensación
es maravillosa porque eres consciente de que no estás controlando
nada, son movimientos involuntarios que van y vienen. Cuando eso
sucede, normalmente tienes la mente en blanco, con cero pensamientos.
La paz brota, la risa nace, sobre todo la risa, al menos en mi caso,
porque aunque te cueste creerlo (a veces hay que vivirlo para
creerlo), el cuerpo está a su libre albedrío y tú simplemente te
dejas llevar. Y eso me da risa...
El
otro día me volvió a pasar con la meditación. Estaba disfrutando
de esa bendición y, de repente, un pensamiento quería enturbiar ese
momento de paz. Pero unas palabras salieron de mi interior con total
claridad: ahora
no te puedo atender,
en este momento estoy ocupado. Y la risa inundó mi ser por tal
ocurrencia. Ven más tarde si quieres, y me seguía riendo. Soy un
hombre, no puedo hacer dos cosas a la vez y ahora estoy ocupado en
esto, y me volvía a reír. Por todo me reía, aunque fuera por esa
creencia tan limitante de que los hombres no pueden hacer dos cosas a
la vez. Me vino como anillo al dedo...
Fuera
pensamientos, disfruté del momento. Lo recuerdo y me sigo riendo...
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