jueves, 5 de febrero de 2015

Déjate en paz

Jamás pensé que una frase pudiera provocar tantas carcajadas. Alguien susurró “déjate en paz” y el grupo allí presente empezó a reír, y cuanto más se reían, menos podían parar. Eran risas para todos los gustos, algunas potentes, otras más tímidas y otros que sin escucharse su risa la sentían, porque era una risa conjunta. ¿Pero por qué “déjate en paz” pudo provocar tal aluvión de risas? La primera vez que la escuché me acordé de lo que suele decir la gente cuando acaba una discusión, que puede ser un tajante “déjame en paz”, como si el responsable de que no estés en paz sea otra persona o situación y no tú mismo. Con el “déjate en paz” se desmonta esa creencia tan limitante que tenemos de buscar siempre la responsabilidad de lo que nos pasa fuera de nosotros. Un “déjate en paz” bien dicho en el momento perfecto, te revuelve por dentro y puede hacer que cambies la forma de ver las cosas...


Y probablemente Felipe también lo acaba de pillar. Seguro que se está diciendo a sí mismo: "Felipe, déjate en paz, Letizia no es la responsable de tus problemas, únicamente lo eres tú". Y cuando llega la comprensión, brota la risa...

Y al final de la meditación, un silencio hermoso inundó la habitación. Debe de ser que por fin nos dejamos en paz...

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