Dice Rumi que “el
corazón del hombre es un instrumento musical, contiene una música
grandiosa. Dormida, pero está allí, esperando el momento apropiado
para ser interpretada, expresada, cantada, danzada. Y es a través
del amor que el momento llega”...
Hay una melodía con
la que conecto de forma intensa, que nada más escucharla me lleva a
lugares insospechados, jamás pensados, que me hace perder el
control. Los tambores resuenan en mis recuerdos y mi cuerpo se sigue
moviendo. Esa melodía siempre ha estado ahí, en lo más profundo de
mi corazón. La madre naturaleza me abraza por dentro...
Y es que hay cosas
que no se pueden explicar, simplemente experimentar...
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