Reírse de uno mismo, esa es la clave del éxito. Si además aliñas el fin
de semana con una película que ves por segunda vez y te parece mejor que la
primera vez, puede parecer insuperable, pero si también presencias un
espectáculo con voces y tambores, sonidos que te hacen conectar con no sé qué y
que literalmente te hacen levantar del asiento, puede ser la bomba. Así fue mi
fin de semana con todos esos ingredientes que me hicieron abandonar la rutina
diaria. Y lo mejor es cuando aparecen espejos que te hacen conectar con la
humildad y sencillez. La verdad es que no pretendemos cambiar el mundo, sino
sanarnos a nosotros mismos, aunque de esa forma también estás ayudando a que el
mundo sea un poquito mejor, pues por lo menos habrá un diablo menos. Sigamos
soltando al demonio que nos separa de la felicidad…
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