Tengo que estudiar inglés, ir a la piscina, también tengo que ir al
gimnasio, limpiar la casa… y con esas cuatro cosas mi mente ya se estaba
saturando. A ver, ¿qué tengo que hacer?, me pregunté. No hacer lo que
tengo que hacer, fue mi respuesta. Así de sencillo, parar de golpe,
observar dónde estás metido y, desde la tranquilidad, establecer prioridades y
cumplir con los deberes y hobbies sin que se te atraganten. Y sentado en el
sofá me quedé, pensando que esa siempre será mi alternativa cuando me vea
saturado, no hacer nada de lo que tengo que hacer…
No hay comentarios:
Publicar un comentario