Murió, esa tarde empezó a morir, lentamente… Aquel al que
todos conocían iría desapareciendo… Encaja, la pieza del puzle encaja y no me
atrevería a decir que se trata del final porque siempre me sorprendo con lo que
está sucediendo… Ahora comprendo, las miradas de desconcierto, no reconocer al
que están viendo, convivir con un extraño… cuán difícil habrá sido para ellos,
lo estaban perdiendo... La compasión abraza mi corazón al ponerse en la piel de
los otros… Murió el sumiso, el preocupado, el sufriente… Murió el
peleón, el que siempre quería tener la razón, aquel al que todos estaban
acostumbrados… Murió lo viejo… y nació otra nueva versión, sana, alegre,
con ganas de reír y de vivir, dos polos totalmente opuestos. Sí, aquel murió,
para siempre, y el que nació tiene ganas de seguir viviendo y aprendiendo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario