¡Oh, amada soledad! ¿Dónde estás? Ven, quiero relacionarme contigo,
quiero estar conmigo, esculpir un águila que me invite a volar, diseñar un
caballo que me lleve en volandas hacia la eternidad, tú y yo, lo mismo, juntos
por siempre jamás. Llegué contigo y abandonaré este mundo contigo. ¡Ya no te temo tanto como lo
hacía antes! Cada vez me conozco más. Vivir la vida de otros y no la mía propia,
eso ya no lo quiero; prefiero ser el escultor de mi propia vida y no la
escultura de otros…
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