miércoles, 24 de enero de 2018

¿Quién dijo que eran difíciles?

¿Quién dijo que eran difíciles? Si hablas con naturalidad y no los tratas como superficiales, las creencias se desmontan. No son difíciles sino que lo tienen más difícil, pues están creciendo y se están convirtiendo en adultos, niños adulterados, que lo definí como si a un niño le pusieras un montón de sobres de azúcar y comenzara a perder el sabor de su esencia…


Y les dije que se podían morir, en cualquier momento, en una hora incluso, lo que provocó la sorpresa en la sala, ¿acaso no se lo habían planteado? Cuánto me recordaban a mí, que pensé que moriría cuando a mí me diera la gana. Y que consiguieran sus sueños, que nunca es tarde para ello, que nada ni nadie les diga jamás que algo es imposible, pues lo único imposible es aquello que no intentas…


Hubo un momento en que me desplacé hacia un lateral y todos los adolescentes habían girado sus cabezas, ¡estaban atentos! Y al final alguien vino llorando y se abrazó a mí, se sentía emocionada. –Es que no me esperaba esto, pensábamos que era un tostón como todo lo que nos traen-, me dijo. –Pues muchas gracias-, respondí sonriendo. Y para terminar, un concierto sorpresa y una pregunta final: «¿Qué harían si hoy fuera el último día de sus vidas?» Pues háganlo, a qué esperan…

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