De esas películas que no acaban cuando sales del cine, sino que empiezas
a hablar de ellas y a tararear sus canciones, así es el gran Showman.
Escenas que se quedan grabadas en la retina, personajes que te enamoran, un
guión que te emociona… Un millón de sueños que te mantienen despierto, la
ambición que ciega nuestros sentidos, volver a empezar desde la humildad, ser
nosotros mismos y no avergonzarnos de lo que somos. Luces, magia, baile, revivir…
Y una frase que me enamoró y no pude evitar escribirla para no olvidarla:
«El arte más noble es el de hacer felices a los demás»
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