Ayer, entre risas, le comenté a mi amiga que a la gente solo le quedaba un día para cumplir con sus propósitos, esos que solemos marcarnos a principios de año y que a medio camino los abandonamos. -Pues para el 2018 no voy a marcarme propósitos, será el año de verlas venir-, me dijo y me gustó la expresión, el año de verlas venir. En lugar de pedir me imaginé, sentado o de pie, esperando con los brazos abiertos todo lo que la vida tiene reservado para mí durante este año. Lo que me deseo y les deseo, es que lo que sienta, diga, piense y haga vaya en la misma dirección. Mientras no me desvíe de la línea de la coherencia, que venga todo lo que tenga que venir...
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