Después de haber hablado con mi amiga Pino durante casi una hora, fui a
la cama y leí esto…
“El secreto de la felicidad es simple: averigua qué es lo que
te gusta hacer y dirige todas tus energías en esa dirección. Si analizas a las
personas más felices, saludables y satisfechas de tu mundo, verás que todas han
encontrado cuál era su pasión y luego se han dedicado a perseguirla. Esta
vocación suele ser casi siempre la de servir a los demás. En cuanto concentres
tu poder mental en conseguir lo que amas, la abundancia inundará tu vida y
todos tus deseos serán satisfechos sin esfuerzo”.
“Primero descubre cuál es la misión de tu vida, así despertarás cada mañana con una
reserva ilimitada de energía y entusiasmo. Todos tus pensamientos estarán
concentrados en tu objetivo. No tendrás tiempo para perder el tiempo. El poder
de la mente, por tanto, no se malgastará en pensamientos insignificantes.
Automáticamente, borrarás el hábito de preocuparte y te volverás mucho más
eficaz y productivo. Aún más, tendrás un profundo sentido de la armonía
interna, como si algo te guiara para realizar tu misión en la vida. Es una
sensación maravillosa”.
La conversación fue para confirmar aquello que quiero hacer. He
encontrado la pasión, dos retos en los que enfocarme, y toda mi atención
estará centrada en ellos. Todo lo demás, carece de importancia. Además, no
tendré prisa por conseguirlos, porque siento que durante el proceso de cocción
es donde encontraré los mayores niveles de satisfacción. Gracias, gracias,
gracias…
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